jueves, 30 de junio de 2016

Triste flor

Ella era una flor marchita
Tenía el aroma de una mujer.
Quise tocarla delicadamente
No me pude contener.

Me enamoré de sus espinas,
Me encantaron sus frías hojas,
Susurré su aroma;
No entiendo como fue.

Me envenenó su apariencia triste,
Con sus raíces me acogió.
No sé qué fue lo que pasó,
Sin una triste gota de sangre me quedé.

La luz del sol rosa esa triste flor.
Marchito su tallo, marchitas sus espinas,
Marchitas sus flores, marchitas sus raíces.
No parece que desee perecer.

Has debido ser el eterno olvido,
Constituirse como el cadáver que eres.
No es que desee sosobras,
Simplemente aun me hieres.

Deseo tus feas raíces poder arrancar.
Deseo en tus espinas dejar de fantasear.
Deseo en tu tallo nunca pensar.
Deseo arrancar ese aroma de mujer,
Que tan fea flor me ha hecho retorcer.

Olvido de tus hojas, 
Olvido de tu aroma.
Escribe una oda.
Es hora de perecer...

Pablo Andrés Sánchez Campos
30 de junio de 2016

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