jueves, 23 de diciembre de 2010

El Emisario... Parte I

Recuerdo que en el camino habia un riachuelo que debia pasar por un puente, mas al no poder mi camino no sabia donde estaba la estructura. Oi el correr del agua y me baje de mi caballo. Me sente al lado de esta maravilla natural en donde a ciertas horas de la noche era un lugar paradisiaco con la luz natural de las luciernagas. Pero, hoy era una noche distinta, por lo que ninguna alumbraba.

Empuñe mi espada y me puse de pie de nuevo. Habia olvidado que hace unos 3 dias habian hayado a Sir Victorino con su esposa la doncella Maria a unos pocos metros, bañandos en su sangre, victimas de las ilusionarias luciernagas unos fieros ladrones que de todos sus bienes y su vida despojaron.

Volvi pronto a mi caballo y una vez arriba de el, camine por la margen del rio hacia el puente que por fin habia encontrado. Una vez cruzado tan hermoso, pero tetrico paisaje y unos cuantos pasos mas, vi las luces de mi casa al final. Apresure el paso de mi caballo y una vez dentro de la propiedad y una vez que mi animal estuviera en su corral, me puse seguro y comodo dentro de mi casa.

Era una casa normal, con un comedor al estilo victoriano, una chimenea en la sala de estar donde habian unas cuantas sillas y la piel de un oso en el suelo para mantener el calor durante el invierno. Habian 4 habitaciones y obviamente un lugar para hacer mis necesidades fisiologicas.

La casa se encontraba llena unicamente con mi presencia. No tengo mucho para evitar que los ladrones entren en ella y roben lo que tenga y por mi trabajo como emisario, que me obliga estar viajando por todos los reinos; no he tenido tiempo para pensar en una reina para este castillo, ademas que no podria dejarla sola por mucho tiempo sin que se convierta un problema.

Yacia sobre la piel del oso, pensando en que cada vez todo se ponia mas peligroso, quedando dormido la poco tiempo en espera de los desafios que me traera el mañana.

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